El Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis −título que se traduce al español como Librito sobre las hierbas medicinales de los indios−, también llamado Códice De la Cruz Badiano, Códice Badiano o Códice Barberini, es un tratado de medicina mexica en el que se presentan y describen las hierbas medicinales utilizadas por los médicos mexicas y sus propiedades terapéuticas. Su autor fue Martín de la Cruz, médico tlatelolca, quien formó parte del Colegio de la Santa Cruz y dictó en náhuatl (como en su momento hicieran otros sabios para la obra Historia general de las cosas de la Nueva España de Bernardino de Sahagún), todos sus remedios y saberes herbolarios.
El texto fue traducido al latín por el indígena xochimilca Juan Badiano, también estudiante del Colegio de la Santa Cruz. La obra quedó terminada en 1552 y el virrey de Mendoza se la regaló a Felipe II, quien la mantuvo en la biblioteca del palacio El Escorial, en Madrid, España. Tiempo después, fue vendida a Diego de Cortavila, el boticario real, quien al parecer la entregó al cardenal Barberini (de ahí el nombre de Códice Barberini), cuya biblioteca pasó a formar parte de la Biblioteca del Vaticano, donde la obra fue descubierta por Charles Upson Clark en el año 1929. En México, en 1955, Francisco Guerra tradujo el texto al español; y en 1991, el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Fondo de Cultura Económica publicaron una coedición en dos volúmenes: uno contenía la edición facsimilar del códice, y el otro, un estudio introductorio y los textos en latín y náhuatl. El manuscrito original no sería devuelto a México sino hasta el año 1990, bajo el papado de Juan Pablo II. Ahora permanece bajo la custodia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y puede ser consultado en su versión digital, misma que fue presentada en 2009.
La importancia de este códice es múltiple. Ofrece conocimientos precisos y amplios sobre
la herbolaria mexicana y, con ello, apuntes acerca de la biodiversidad del país. Es un texto
útil para médicos farmacéuticos, químicos, botánicos, historiadores, historiadores del arte,
editores, geógrafos y lingüistas; y, por su riqueza y aparente sencillez y construcción
colectiva (autores, traductores, paleógrafos y editores), puede ser un magnífico pretexto
para la enseñanza del patrimonio cultural. La amplia bibliografía dedicada a estudiarlo y
comentarlo así lo muestra.
Códice Florentino
Es un manuscrito a veces resumida y aveces con comentarios de los textos que Bernardino de Sahagun recogió de sus informantes indígenas.
Una obra enciclopédica sobre la
gente y la cultura del centro de México compilada por el fray Bernardino de
Sahagún (1499-1590), un misionero franciscano que llegó a México en 1529, ocho
años después de que Hernán Cortés finalizara la conquista española. El manuscrito,
al que comúnmente se llama Códice Florentino, llegó a manos de los Médici a más
tardar en 1588 y ahora se encuentra en la Biblioteca Laurenciana de Florencia.
Sahagún comenzó a realizar investigaciones sobre las culturas indígenas en la
década de 1540, utilizando una metodología que, en opinión de los estudiosos, es
precursora de la técnica moderna en el campo antropológico. Sus motivos eran
principalmente religiosos: creía que, para convertir a los nativos al cristianismo y
erradicar su devoción a los dioses falsos, era necesario entender esos dioses y la
influencia que tenían en el pueblo azteca. Si bien gran parte de la cultura nativa le
producía rechazo llegó a admirar muchas cualidades de los aztecas.
Sahagún obtuvo la ayuda de dos grupos indígenas
importantes: los ancianos (principales) de numerosas ciudades de México central y los
estudiantes nahuas y exalumnos del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, donde
Sahagún trabajó durante gran parte de su estadía en México. Los principales respondían
cuestionarios que preparaba Sahagún sobre la cultura y la religión, y sus respuestas
eran registradas en su propia forma pictórica de escritura. Los estudiantes nahuas
interpretaban las imágenes y ampliaban las respuestas, transcribiendo fonéticamente el
náhuatl con caracteres latinos. Sahagún luego revisaba el texto en náhuatl y agregaba
su propia traducción al español.
Todo el proceso llevó casi 30 años y finalmente se completó entre 1575 y 1577 con
una copia nueva y completa del manuscrito preparado. Este manuscrito fue llevado a
España por el fray Rodrigo de Sequera, comisario general de los franciscanos y
partidario de la obra de Sahagún. La obra está organizada en dos columnas: a la derecha está el texto original en
náhuatl y a la izquierda, la traducción de Sahagún al español.
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